Grandes Hombres de Diosđ„â·â· Charles Spurgeon
Charles Spurgeon el pastor bautista conocido como âel prĂncipe de los predicadoresâ entre los evangĂ©licos.
Es el predicador mĂĄs leĂdo de toda la historia. Sus mensajes escritos llenan 63 volĂșmenes, con un total de 20 a 25 millones de palabras.
LlegĂł a tener la congregaciĂłn mĂĄs grande existente para sus tiempos, y durante su vida, se estima que predicĂł a mĂĄs de 10,000,000 personas.
Para 1865, se vendĂan sus mensajes impresos semanalmente a mĂĄs de 25,000 personas, y se llegaron a traducir en mĂĄs de 20 idiomas.
Sin embargo… Ă©l nunca fue a la universidad, y por lo general, Ă©l no escogĂa sobre quĂ© tema predicar hasta el sĂĄbado por la noche… y nunca llevaba mĂĄs de una pĂĄgina de notas al pĂșlpito.
Entonces… ÂżcuĂĄl fue el secreto de su Ă©xito?
El mismo lo atribuĂa a la unciĂłn del EspĂritu Santo en su vida. Dijo:
âConstantemente es mi oraciĂłn que sea el EspĂritu quien me guĂe aun en las partes mĂĄs pequeñas y menos importantes de los servicios…â
La oraciĂłn era otro factor determinante; habĂa un salĂłn en el sĂłtano de su templo donde siempre habĂa personas de rodillas, inter- cediendo por la iglesia. El siempre declaraba que ese lugar era el generador de poder de la iglesia.
AdemĂĄs de sus mensajes de gran poder, fluĂa en los dones del EspĂritu Santo. El libro âLa Vida de Charles Spurgeonâ, por Russell H. Conwell dice lo siguiente: âprobablemente ningĂșn hombre en Inglaterra o AmĂ©rica en este siglo (XIX) ha sido el instrumento de sanidad de tantas personas como lo fue el Sr. Spurgeon… miles de casos de enfermos fueron sanados en respuesta a oraciĂłn, entre ellos, parĂĄlisis parcial, reumatismo, aflicciones mentales y fiebres contagiosas. El se consideraba como mero agente del poder Divino, y decĂa que no era merecedor del don de la sanidadâ.
Declaraciones sorprendentes de Spurgeon:
En cuanto a la necesidad de poder:
âNecesitamos hombres ardiendo al rojo vivo, que irradien el fuego con tan intenso calor; que no podamos siquiera acercarnos sin sentir que nuestros corazones se estĂĄn quemando;
hombres como relĂĄmpagos lanzados de la misma mano de JehovĂĄ, despedazando estrepitosamente cada cosa que se opone en su camino, hasta que llegue a su blanco; ÂĄhombres impulsados por la Omnipotencia!â
âEs el poder extraordinario de Dios, no el talento, lo que trae la victoria del dĂa.
Es unciĂłn espiritual extraordinaria, no poder mental extraordinario, lo que necesitamos.
Puede ser que el poder mental llene una capilla, pero el poder espiritual llena a una iglesia con angustia del alma.
Puede que el poder mental reĂșna una congregaciĂłn grande, pero sĂłlo el poder espiritual llenarĂĄ las almas.â
En cuanto al gozo (para los ingenuos que creen que la risa santa es algo nuevo):
âCreo, en mi corazĂłn, que hay tanta santidad en una carcajada que en un llanto, y que en ocasiones, la risa es mejor.
Porque puedo gemir, pero a la vez estar murmurando y estarme afligiendo y llevando pensamientos amargos contra
Dios, mientras que, en otro momento, puedo reĂr de sarcasmo en contra del pecado y asĂ dar evidencia de una santa sinceridad en la defensa de la verdadâ (Su AutobiografĂa).
En cuanto a las controversias del Avivamiento:
En un mensaje titulado âEl Gran Avivamientoâ (Marzo 28, 1858) Spurgeon dijo que el avivamiento es como un huracĂĄn, que trae caos dondequiera que va: â…llega, como un huracĂĄn celestial, arrastrando todo lo que tiene por delante…
y hay llanto y gemidos en las reuniones… pero los convertidos son muy sinceros. JamĂĄs habrĂĄs visto semejantes personas. Algunos los llaman fanĂĄticos, pero es un fanatismo santo.
Otros, dicen que es emocionalismo excesivo, pero es un emocionalismo celestial… que es un desorden, puede que digas… QuizĂĄ traten de detenernos, ÂĄpero nosotros los atropellaremos si no se quitan de nuestro camino!â
En otra ocasiĂłn, Charles Spurgeon dijo lo siguiente:
âAlgunos los llaman fanĂĄticos, pero es un fanatismo santo. Otros dicen que es emocionalismo excesivo, pero es un emocionalismo celestial… que es un desorden, puede que digan…
QuizĂĄ traten de detenernos, ÂĄpero nosotros los atropellaremos si no se quitan de nuestro camino!â
Siguiendo acerca de las crĂticas: âEs sĂłlo a un ĂĄrbol lleno de fruto al cual los hombres avientan piedrasâ.