La sabiduría de la reina Ester

La sabiduría de la reina Ester, cuyo nombre original era Hadassah, nació en la ciudadela de Susa, en la antigua Persia, durante el reinado del rey Asuero. Su historia comienza en un contexto de opresión y exilio, donde el pueblo judío se encontraba disperso por diferentes regiones. A pesar de no tener padres, Ester fue criada por su primo Mardoqueo, quien la adoptó como su propia hija y la educó con sabiduría y amor.

En el libro de Ester, capítulo 2, versículo 7, se menciona: «Y había criado a Hadassah, es decir, Ester, hija de su tío, porque era húerfana; y la joven era hermosa y bella; y cuando murió su padre y su madre, Mardoqueo la tomó por hija suya.» Esta relación especial entre Ester y Mardoqueo sentó las bases para el papel crucial que desempeñaría en la historia de su pueblo.Desde temprana edad, Ester demostró ser una joven excepcionalmente hermosa y sabia. Su belleza física era evidente para todos los que la conocían, pero lo que realmente destacaba en ella era su carácter íntegro y su inteligencia. A pesar de las circunstancias adversas que rodeaban su vida, Ester mantuvo una actitud positiva y confiada en Dios.

Ester creció en medio de un entorno hostil hacia los judíos, lo cual le brindó una perspectiva única sobre las injusticias y desafíos que enfrentaba su pueblo. A través de la enseñanza de Mardoqueo y su propia experiencia personal, Ester desarrolló una profunda conexión con sus raíces judías y una fuerte identidad cultural.

 

La Elección de Ester como Reina

 

El destino de Ester dio un giro inesperado cuando el rey Asuero decidió buscar una nueva reina entre las jóvenes más hermosas del reino. En el libro de Ester, capítulo 2, versículos 8-9, se relata cómo Ester fue llevada al palacio real junto con otras doncellas para ser preparada y presentada ante el rey: «Y aconteció que cuando se divulgó el mandamiento del rey y su decreto se oyó […] llevaban a cada doncella a la casa del rey Asuero.»

A pesar de encontrarse en una situación desconocida y desafiante, Ester mantuvo su integridad y cautivó el corazón del rey con su gracia y belleza. En el libro de Ester, capítulo 2, versículo 17, se narra: «Y amó el rey a Ester más que a todas las otras mujeres.» Esta elección divina colocó a Ester en una posición privilegiada como reina de Persia, otorgándole influencia y poder para cumplir un propósito mayor.

La coronación de Ester como reina no fue simplemente un acto de belleza exterior; más bien fue un plan maestro de Dios para utilizarla como instrumento en Su mano para salvar a Su pueblo. Aunque inicialmente ocultó su identidad judía por consejo de Mardoqueo, la providencia divina estaba obrando detrás de cada evento en la vida de Ester para prepararla para el momento crucial que estaba por llegar.

 

El Desafío de Ester ante la Amenaza Mortal

 

El punto culminante en la vida de Ester llegó cuando Hamán, un oficial del rey lleno de odio hacia los judíos, tramó un plan para exterminar a todo el pueblo judío en Persia. En el libro de Ester, capítulo 3, versículo 6, se describe la motivación perversa de Hamán: «Pero tuvo contentamiento en poner mano en Mordecai solo; porque le habían declarado cuál pueblo era el de Mordecai.»

Ante esta amenaza mortal que pendía sobre su pueblo, Mardoqueo instó a Ester a interceder ante el rey Asuero para detener la masacre planeada por Hamán. Sin embargo, acercarse al rey sin ser convocado podía significar la muerte según las leyes persas. En el libro de Ester, capítulo 4, versículo 14b-16a, Mardoqueo insta a Ester con estas palabras: «¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino? […] Ve y júntate con todos los judíos […] ayuna por mí.»

Ester enfrentaba un dilema moral: arriesgar su vida al presentarse ante el rey sin ser llamada o permanecer en silencio mientras su pueblo enfrentaba la aniquilación. Con valentía y fe en Dios, Ester decidió asumir el desafío y declaró: «Y si perezco… perezco» (Ester 4:16b). Esta determinación reflejaba no solo su coraje personal sino también su profunda confianza en la soberanía divina.

 

La Victoria Final de Ester y Su Legado

 

La valentía y sabiduría demostradas por Ester al presentarse ante el rey Asuero resultaron decisivas para revertir la sentencia de muerte contra los judíos. En un acto estratégico durante un banquete real organizado por ella misma y Hamán, Ester reveló la conspiración malévola e intercedió por su pueblo. En el libro de Ester, capítulo 7, versículo 3-4a, se narra este momento crucial: «Entonces respondió la reina Esther […] Si he hallado gracia delante del rey […] sea concedida mi vida.»

La intervención divina se manifestó claramente cuando Asuero tomó medidas inmediatas para castigar a Hamán y proteger a los judíos. En el libro de Ester, capítulo 8, versículo 5-6a se registra: «Y dijo el rey Asuero […] He aquí yo he dado a Esther […] Y vosotros escribid sobre los judíos como bien os pareciere.» Este acto soberano confirmaba la victoria final de Ester sobre sus enemigos y aseguraba la seguridad del pueblo judío.

El legado de valentía y fidelidad dejado por Ester perdura hasta nuestros días como un ejemplo inspirador para todos aquellos que enfrentan desafíos.

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La sabiduría de la reina Ester

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